Relato de @loretosocorro
Eligió vivir aquí porque, sin esperarlo, todo se vestía de fiesta con un simple chipichipi.
Mientras paseaba los vaqueros desgastados por el reciente verde se acordó de cuando era chinija y cantaba «sarontón-toooon, tráeme un vestido de tu color…» . Y respiraba profundo, dentro de las campanillas violetas, para que se le pegaran las hadas en las narices.
Hacía mucho que había dejado de desojar margaritas y de colocarse pétalos rojos en las uñas para sentirse mayor, pero el sabor de sus sueños seguía siendo el mismo: florecer y dejar florecer.