Redactora @loretosocorro
La usaba para atrapar miradas y convertirlas en niebla, que metía en sacos de tela. La vida se le volvía fría hasta llegar a la plaza donde, frotando la cachimba, juntaba pensamientos entre decenas de pies quietos, mentes curiosas y manos tibias. Nadie supo nunca cómo era posible que en invierno y en verano la bruma lo rodeara a él y a la jumacera de sus palabras.