Escrito por @loretosocorro
Las olas que viajan marcha atrás sólo existen en la playa de Melenara.
Primero son sombras de gente aventurera que deciden no volver a ser arrastradas entre muros o por tierra. Descubren que el asfalto es aburrido cuando forman ondas saladas y pompas, entre los riscos y la orilla.
Cada noche, las olas al revés, ponen trampas y cazan a las risas, que quedaron olvidadas, en la penumbra.
Las carcajadas juveniles y todas las que huelen a sandia son las más pegajosas y difíciles de atrapar.
Cuando madre Sol se despierta, las cazadoras se vuelven a ser sólo suspiros de arena y regresan a la mar.
Son sombras juguetonas que asombran, resoplan y bailan del revés.