REVISTA CANARIA

The Zeronaut: una banda de Rock canario con muy buen rollo, redactado por @loretosocorro

La Plaza de la Victoria (o de España) en Las Palmas de Gran Canaria es un lugar de paseo y de encuentros donde he quedado con dos de los cuatro componentes del grupo de Death Metal “The Zeronaut”. Ellos son Ruyman (guitarra) y Victor (bajista y cantante) Los otros dos músicos de la banda se llaman Fran (guitarra), Kuly (batería).

Desde el primer momento la complicidad entre los compañeros y esa melodía roquera, que es vida y fuerza, ha estado presente en la entrevista. Los dos van explicando de forma detallada, complementándose, como agua de marea: con olas que vienen y van sin detener la una el murmullo de la otra.

Mientras me acercaba al lugar de encuentro, me estaba preguntando si el estilo «Death Melódico»es la música más soft del Heavy, por lo de melódico…

Todo lo contrario. El «Melodic Death Metal» es una variante de la música Heavy, pero más dura todavía, es un estilo más rápido y la música es más intensa.

¿Qué origen tiene este estilo?
Dentro del Death Metal, y en la escena sueca de los años 90, apareció una variante más melódica y que guardaban esa agresividad y velocidad del estilo, pero para mezclarlo con la melodía que tiene el Heavy Metal más clásico, como los grupos Iron Maiden, Judas Priest… Y con la voz más gutural. Todo esto junto resultó en una una formula a la que llamaron el sonido de Goterborg y que surgió en Suecia.

¿Qué importancia tienen los solos dentro de la música que ustedes hacen?
Todo esta muy equilibrado en el Death Melódico y es, realmente, una exhibición técnica de todos los miembros del grupo. Por ejemplo: tenemos dos guitarristas, pero no hay solistas. Los dos guitarristas hacen melodías y solos. Está bastante equilibrado.

¿Cantan en inglés siempre?
Si, de toda la vida. Nunca hemos escuchado nada en castellano. Es un estilo muy anglo.

¿Cuál es el secreto para permanecer juntos veinte años?
Lo estuvimos pensando -comenta Victor mientras destila palabras con su mirada. ¡Adaptarnos!

Los dos opinan igual y tienen claro que los grupos como “The Zeronaut”, son personas que se juntan y cada componente tiene sus características.

Si no somos realmente colegas entre nosotros y no nos adaptamos a los cambios de la vida, a los trabajos, a la familia, a muchos imprevistos y horarios…entonces algo se rompe. Hay gente que acaba mal porque pretenden que esto se convierta en un trabajo y nosotros hemos intentado que esto sea un hobby, que luego desarrollamos como un trabajo. Queremos que la banda funcione, pero sin agobiar a nadie del grupo. Ser flexibles.

Esa fórmula conciliadora y respetuosa es como una pócima mágica donde ellos se han mantenido activos incorporando los cambios en sus vidas, sin dejar de esforzarse cada uno, para que el grupo funcione y como ellos añaden: «Luego, llevarse bien, echarnos unas risas entre los cuatro. La clave es ser amigos y respetar también que hay un grupo al que le dedicamos su momento».

¿Cuándo decidieron juntarse y formar una banda?
Bastante temprano. Victor y yo -habla Ruyman- somos los que más tiempo llevamos. Cuando estábamos en el instituto nos juntamos por azar y empezamos a construir, a hacer cosillas juntos. Antes de “The Zeronaut” tuvimos una banda que se llamaba SCYTHE. Eso fue caminando y en 2003 formamos “The Zeronaut”.

¿De dónde sacaron el nombre para la banda?
Escuchando a un grupo que se llama “Night in Gates”. Nos gustó el mensaje de una de sus canciones, que se titulaba así, y que venía a ser «navegante cero, navegante de la nada…»

Cuando empezaron eran jóvenes de instituto. ¿En la actualidad se debería llevar el rock a las aulas?
En clases de música se tendrían que dar todos los estilos. Hay muchos pibes que escuchan esto y les parece raro. Les guste o no, lo bueno seria que lo conozcan dentro de la escuela y que lo respeten.

Ruyman recuerda junto a Victor los conciertos donde participaban en el instituto: » Eso es un vinculo bonito, tocar en la fiesta fin de curso, ir conociendo gente en esos eventos para jóvenes.»

El rock es reivindicativo y los jóvenes también, ¿qué falta para acercarlo a las nuevas generaciones?

Los chiquillos tienen menos espacios para desarrollar y ensayar, para crear. Nosotros queríamos tocar la guitarra y teníamos sitios donde ir y doscientos compañeros que sabían hacerlo. Nos metíamos «a la guerra», a ver que era lo que salía, para aprender. Aparte de la escasez de espacios comunes, es que también los bombardean con música de la radio-fórmula.

¿Cómo se vive el rock en el siglo XXI?
Igual. Los conciertos de las bandas grandes siguen siendo iguales. Los problemas están en los inicios de cualquier grupo.

The Zeronaut toca canciones propias y les preguntamos por el proceso creativo de la banda.
Ruyman, normalmente, trae los riffs -comenta Victor- y trabajamos sobre ellos, entre todos. Decidimos si está bien, si repetir, qué desechamos….

Ruyman añade que tiene las ideas en su casa. «Muy a lo crudo, y lo llevo al local y allí empiezan a aparecer cosas nuevas, tocando todos juntos. Así crece y crece hasta que se hace canción. La letra es lo ultimo que hacemos. Para que esté todo más equilibrado».

En Instagram tienen videos y el de una de sus grabaciones en estudio, es de esas cosas que, con solo un instrumento, engancha y mucho…

¿Sus composiciones llevan letra protesta?
No especialmente, aunque lo fue en algún momento. Son letras más introspectivas y dependen del estado de ánimo. Se trata de escribir lo que pase en ese momento por la cabeza y sacarlo.

¿Cuál es el sello de «The Zeronaut», en una sola palabra?
Intensidad. Lo damos todo. Nos gusta mucho la música muy directa y que te haga sentir.

¿Dónde se les puede escuchar?
Tenemos dos discos en físico que movemos nosotros y, desde hace un año, también están en Spotify y en todas las otras plataformas. Nos costó digitalizarnos porque somos herederos de los 90, de las cintas de casete, de los CD y de los vinilos. Lo digital tiene una cara A buena, y es que todo el mundo te puede escuchar, pero también hay una cara B, y es que ellos ganan dinero con nosotros, pero como grupo pequeño, no vemos ni un duro.

¿Qué tal han sido los conciertos durante estos veinte años?
Lo más, fue Noruega, en un festival bastante grande. Eso supuso un reconocimiento para nosotros. ¡Que nos llamen a tocar al lugar que es la cuna del estilo! Y que lo haga gente que no te conoce de nada, ni son tus amigos, ni nadie se ha acercado a ellos a decirles si somos buenos o no.

¿Cómo surgió esa oportunidad?
Un promotor -relata Victor- que vino a un festival del sur de la isla y nos vieron tocar. Nosotros estábamos teloneando a un grupo noruego y como les gustamos, nos hicieron una propuesta para el año siguiente en Noruega.

¿Otros conciertos en festivales que hayan dejado huella?
El “Metal Fest”, en Vecindario, fue un momento muy álgido, por la cantidad de público. Trajeron grupos muy grandes y se llenó.

Y en las islas, ¿cómo funcionan las contrataciones?
Aquí, es el boca a boca. Cuando venía un grupo potente de Metal y buscaban teloneros, pensaban en nosotros, porque sabían que íbamos a dar la talla. Es importante saber adaptarse.

Sobretodo, funcionamos mucho con invitaciones entre bandas: un grupo de Tenerife que nos invita allí a tocar en algo que ellos organizan y después, nosotros les invitamos a tocar aquí. Cada evento cubre, más o menos, para que el otro grupo viaje.

¿Algún momento bajo destacable?
Siempre pasan cosas en los directos: llegas a un sitio y el equipo es una porquería, que tengas un horario rarísimo, que el sitio que te habían enseñado no corresponda…

Todo el mundo tiene buena voluntad, pero llegas a lugares donde te preguntas cómo vamos a conseguir que salga un show.

Una sola vez, en toda nuestra vida, tuvimos que decir que no tocábamos. Aún no éramos el grupo actual.

De resto, siempre hemos tirado para adelante. Hemos tocado en todos los sitios que se te puedan pasar por la cabeza.

Se echa en falta la presencia de la música rock en espacios vecinales, municipales…cerca de la gente.

¿Por qué ocurre esto?
La música Heavy lo tiene complicado para que los ayuntamientos nos llamen. Ahora mismo da igual los colores, se apuesta por el ABC: grupos de versiones.

La creación musical no se premia en ningún sitio. Desde las instituciones no están apostando por apoyar la cultura porque no se incentiva la creatividad, el crear. No solo del metal, en general. Hay muchos tipos de música y mucha gente creando, pero no se los apoya.

¿Las instituciones ofrecen lo que gusta o influyen en lo que gusta al contratar siempre lo mismo?
Cuando se monta un escenario aquí, en la Plaza de la Victoria, ya sabes quién va a venir, qué van a tocar y se entiende, porque la gente lo llena. Pero hay que pensar que al final estas educando al publico, a que lo único que quiera es escuchar eso.

Es increíble que no haya niños ni chavales escuchando Heavy rock sino versiones repetidas desde los años 60. ¿ Dónde está la música nueva en los conciertos?

¿Hay forma de dosificar los conciertos de las «versiones»?
Aunque sea un día al año, deberían meter grupos de pibes de Rock locales, Pop, Indi, Rap… Nosotros tenemos la ventaja de que trabajamos en otra cosa, así que podemos crear nuestra propia música sin ataduras, pero los que hacen versiones son gente que antes hacían su propia música y esto es ir para atrás.

Si te pasas muchos años haciendo versiones ya te identifican con eso y cuando tratas de hacer tu disco con tus propias canciones, el publico no lo acepta.

Si pudieran elegir tocar con alguien de teloneros o de tú a tu…

Por pedir…¡Metallica…!Hay muchos grupos con los que nos gustaría como: “Dark and Tranquility”, “Sollwork” o “In Flames”. Lo que te podemos asegurar que ya, el tocar en un escenario grande tiene que
ser una bendición, porque debe ser una experiencia impresionante

En el multiverso, ¿qué pasaría si no existiera el rock?
El rock debe existir en todos los universos y multiversos. Es una música que, de alguna manera, hubiera aparecido sí o sí. La música rock y la música heavy es algo que lleva en la sangre el ser humano.

¿Qué es ser roquero cuando se bajan del escenario, en el día a día?
La manera de ser, de vestir, de pensar, cómo te comportas con tus colegas. Lo aplicas incluso a tu trabajo.

La banda sonora de nuestras vidas es rock todos los días, con cada cosa que hacemos.

El sábado, 8 de julio hay fiesta. Celebran los veinte años por todo lo alto, ¿cómo van esas preparaciones?

¡Bastante guay! – Se ríen y es que disfrutan hasta de estos momentos previos-
Hemos dado con la horma de nuestro zapato porque unos colegas montaron la asociación: «Tormento Colectivo». Son de nuestra misma quinta, con nuestro mismo rollo y nuestra misma filosofía. Son gente que tienen grupo, con lo cual tratan muy bien a los grupos, y de ahí el éxito que tienen. Te encuentras arropado como si estuvieras con tus colegas tocando, vaya quien vaya. Ayudan mucho, ponen el local y el 100% de las aportaciones va para los músicos. Trabajan muy guay.

¿Dónde y cuando es el concierto?
En el Sebadal, en la calle Corrientes numero 9. El día 8 a las 20 horas.

¿Cuál es el aforo del local?
Unas cien personas y es un lugar acogedor, a poco que esté con un aforo mullidito.
El lugar es como una vuelta al pasado: tipo El Paraninfo, el Pub La Calle… ese rollo y, además, con muy buen equipo.

¿Cómo van las reservas para acudir al concierto?
Se están gestionando a través de “Entradium” y la gente esta respondiendo muy bien con esta y todas la convocatorias. Eso es que se va valorando el pagar por disfrutar de un evento, por oír música.

Comprar entradas concierto: https://entradium.com/es/organizers/tormento-colectivo

¿Hay otros lugares públicos y privados para seguir moviendo la música en vivo ?
Hay muchos sitios por la isla que se pueden activar para esto. Lugares públicos y que están
infrautilizados. Y también existen subvenciones para montar estas cosas. Echamos en falta más movimiento por parte de las instituciones.

Solo hay un lugar que está copado de cosas en la isla y es el «Miller» . Mandar un dossier ahí y tener una opción es brutal porque hay una lista interminable.

¿Alguna sorpresa musical para la noche aniversario?
El 20°aniversario del grupo con el 10° aniversario de uno de nuestros discos, el «Poetastro», así que ya sabes lo que se nos está pasando por la cabeza.

¿Estrenarán algún tema?
No, pero se van a oír temas que solo hemos tocado una vez en directo. Será un show largo, de hora y media o así, que a pesar de nuestra edad – ríen, sabiéndose fuertes-, hemos entrenado y podemos.

Vamos a llevar unas camisetas, sacadas especialmente para ese día, alguna cosita más de merchandising y hasta una sorpresa graciosa, que va a ir del bolsillo del grupo, pero que nos apetece mucho, para que la gente se sienta como en un cumple. Va a ser un día emotivo. Parece ser que va a venir gente que hace tiempo que no nos ve y que nos sigue desde 2005 o 2006.

¿Qué tal estarán funcionando «The Zeronaut» de aquí a 20 años?
Estaremos intentándolo, y ya casi en los 60 años. Imagino que bajando las revoluciones porque es una música muy física, pero estaremos. De momento no hemos aflojado y dentro de 20 años seguiremos dando guerra. Pero, por si acaso, haremos el 30 aniversario y no descartamos el 25, por lo que pudiera ocurrir. De cinco en cinco años, como el carnet.

Quitando el aniversario, ¿hay otros proyectos en mente?
Justo estamos esperando a acabar esto para seguir con nuestro próximo disco. Estamos a punto de empezar a grabar, de momento hemos empezado a trabajar con la música y esperamos tenerlo acabado al final de este año.

Será un formato nuevo para nosotros, en EP: seis canciones. A medio camino entre un sencillo y un disco, para acortar los tiempos, porque así sacamos más cosas y, además, se abaratan costes.

Antes de despedirnos Ruyman nos regala una frase que podría resumir lo que me han transmitido, al hablar sobre estos 20 años de música y de amistad: “El amor al arte es la bandera de todo esto, puedes tener suerte, pero si no… también esta guay”.