Sidras Tuscany, redactado por Loreto Socorro
Valleseco y sus sidras nos siguen llenando de gloria. Sidras Tuscany es una bodega familiar con una historia entrañable. Vicente Óliver Marrero Arencibia, en piña con sus hermanos Laure y Jose pasean de feria en feria, a veces acompañados de Saray -hija de Vicente- con un barril para degustación de sus sidras naturales y gasificadas y quien la prueba siempre se queda con ganas de más.
Hablamos con Vicente y durante todo el reportaje la alegría de su mirada nos transporta a ese mundo que ha creado y del que es el motor principal, ¿cómo se pasa de ser trabajador técnico en industrias alimentarias a liderar una bodega de sidra?
Actualmente sigo siendo técnico en Ron Arehucas. Esto lo compagino con ser sidrero. La idea me vino por darle salida a la gran producción de los manzaneros familiares.
Laureano Marrero, el padre de estos tres hombres que conforman Tuscany, un día tuvo un accidente saliendo de la finca en Lanzarote (Valleseco). Los hijos se encargaron entonces de sacar adelante la cosecha ese año.
Nuestro padre plantó manzaneros en el año 2010, por la campaña del Cabildo y del Ayuntamiento para potenciar éste cultivo. Y cosechó en lo que se conoce como “forma heroica”. Se trata de hacer unos bancales, en las laderas, y plantar ahí las hileras de manzaneros. La plantación daba tantas manzanas que, aún regalándolas a los vecinos, hubo un momento en el que me decía a mí mismo “¿Qué hago con tanta manzana?”
¿Fue entonces cuando empezaron a hacer sidra?
Ahí me saltó la chispa, la inquietud. Fue al cabo de dos o tres años que me dio por pensar que con mi formación y experiencia podría hacer algo. Tenía eso en la cabeza y a raíz de la pandemia se lo expuse a mis hermanos, mientras tomábamos un vino en mi terraza. Conversamos y nos animamos a montarlo.
¿Qué variedad de manzanas cosechan?
La manzana reineta, que en sí no es una manzana sidrera, lo que sí tiene es que con nuestro clima y nuestro piso volcánico, la manzana adquiere unas características diferentes y únicas: más acidez, dulzor…
Nos cuenta Vicente Marrero que, por ejemplo, las sidras canarias Tuscany -a diferencia de las del País Vasco- han conseguido éste año sidras de hasta 8,3 grados, cuando lo normal es que estén sobre 4,5 o 5,5 grados. Entonces, ¿nuestro medio natural mejora la sidra?
Mejora el sabor. Tiene más grados alcohólicos y es debido a las horas de sol que tenemos. Por otro lado las sidras canarias destacan porque son sidras mono varietales, de una sola variedad de manzana. En Asturias se mezclan hasta veinte variedades de manzanas.
Vicente, después de que los hermanos estuvieran de acuerdo, ¿cómo fue eso de empezar a hacer sidra?
Contacté con Luis Molina, amigo etnólogo y nos pusimos manos a la obra. Estuvo un año conmigo, enseñándome a hacer sidra paso a paso, explicándome cada proceso. Me dio un “máster de sidrero”. Tras ese primer año me dijo “Con lo que sabes y lo que me quieras preguntar vas tirando para adelante”.
Y no se equivocó porque han salido sidras muy buenas.
Como todo, al principio esto fue una angustia – Vicente ríe y adivino que saborea el éxito del que construye desde una idea y convierte ese chispazo en algo tangible y exitoso-
Háblanos de la bodega
Está en una casa antigua que llevaba cerrada casi veinte años porque los dueños -ya mayores- vivían prácticamente todo el año en Las Palmas de GC. Le pedí a un contacto mío, que es de la familia, si me dejaban usarla para este proyecto y les pareció bien. Es una casa adaptada en lagar. Se vació de los muebles y se montó la bodega, pero parece que lleva toda la vida siendo un lagar. Es tremendamente acogedora.
Con su palabra fluida e inteligente, Vicente, que se confiesa inquieto por naturaleza, nos revela un secreto de su lagar.
Mejoré la casa antes de ponerla en funcionamiento como bodega. Se trataba de una casa de paredes antiguas de piedra, con un techo a dos aguas, pero tenía un falso techo plano de cartón piedra escondiendo el original. Al retirar el falso techo descubrí el de la época la que se hizo la casa, de madera reciclada. Algo maravilloso. Genera un encanto, yo diría que una magia que se ha formado en el lagar.
¿Dónde podemos conseguir las botellas de Tuscany?
Vendemos en casi todos los comercios de Valleseco, en el Mercado de Vegueta y, también, el dueño de Buen Gusto, en el CC Las Arenas, las tiene en su local.
¿Qué recuerdos te trae la primera botella de Tuscany? ¿Qué fue de ella?
Ocurrió en el año 2023, con la zafra de 2022. Luis, mi amigo etnólogo, fue quien tuvo el detalle de guardarla, porque uno está en tantas cosas que no caí. Luis me dijo: “Esta es la primera botella que se envasó en ésta bodega” Una de mis hijas la etiquetó y entre todos pusimos “Esta es la primera botella”, y está colocada en la parte alta de la bodega. La primera de la natural y la primera de la gasificada, están las dos puestas en lo alto de la bodega.
¿Sacaron los dos tipos de sidra el mismo año?
Somos tan capaces de hacer cosas como de no hacer nada. –Vicente viaja y nos hace viajar en su reflexión-. Hoy día lo piensas y dices: ¡cuánto lío! Tuve que tener el coraje de sacar tres referencias en el mismo año: la sidra natural, la gasificada y la espumosa. Pues sí, sacamos no dos sino tres perfiles de sidras diferentes el mismo año.
Mientras nos relata cómo fue el ir de aquí para allá levanta las cejas, mueve las manos nos mete de lleno en esa aventura que supuso los inicios de Tuscany.
Alguna bodega nos prestó para la natural la llenadora. Luego, para gasificar, fui indagando y yo mismo me fabriqué unos depósitos. Pregunté a otros, los adapté, solventé problemas como el llenado, que genera mucha espuma al gasificar.
Éste sidrero es una especie canaria de McGiver, que frente al enorme gasto que suponía una máquina a contra presión, se fabricó su propia máquina, para el asombro de todos, incluidos sus dos hermanos.
Fue bastante bien porque tenía claro lo que quería y me hice una máquina de tres caños, para llenar tres botellas a la vez. Es de esas cosas que haces con aquella magia que te está llevando, con ganas.
Sin duda, la pasión que le pone Vicente es el motor de Tuscany, un jiribilla que diría mi abuela. ¿Tras la natural y la gasificada aún tenías fuerzas para aprender a hacer las espumosas?
Como te dije, no lo pensamos. Sacamos una experiencia de 250 botellas de espumoso, que es sidra hecha al método del cava o champán.-Vicente me explica lo que es la “Posición en rima” y bromeo sobre si sería sidra “poeta”- Significa que la botella está acostada, después de un proceso previo y tras el envasado permanece tumbada, aunque cada cierto tiempo hay que hacerle un giro para que las levaduras que tiene dentro se vayan mezclando. Todo sutil y muy artesanal.
Tuscany parece que no es un nombre que uno relacione ni con la sidra ni con Valleseco, pero se van a sorprender porque Vicente nos desvela algo que resulta tierno y que forma parte de la memoria histórica de una generación, en ése hermoso lugar de Gran Canaria.
Cada domingo en la terraza con mis hermanos planteamos el reto de buscar un nombre y mi hermano Jose sugirió “Tuscany”. Lo tiró así… y a la semana decidimos que sí, porque ese nombre era el más acertado que podría tener nuestra sidra.
Vicente nos recuerda a quienes ya tenemos una edad que Tuscany es un nombre de un valle ficticio -quizás venga de la Toscana italiana- donde se grabó la famosa serie de los años 80 “Falcon Crest” . ¿Qué conexión hay entre esa serie americana y ustedes?
La juventud de Valleseco que estudiaba durante la época de la serie, cuando iban a Teror al instituto, cariñosamente, se les llamaba los de Tuscany: “ Tu eres de Valleseco, tú eres Tuscany” . Se hacia ese juego de Valle-Seco/Valle-Tuscany.
El impacto de “Falcon Crest” en una época en que la oferta televisiva no era la de hoy en día fue importante. Toda la familia veía la misma serie, en Valleseco y en toda España. Incluso los Hombres G le dedicaban alguna estrofa a Angela Chaning en una de sus canciones (“Por eso no…”)
El nombre es el tributo a la “generación Tuscany”; esa juventud rural de los años 80 de Valleseco, a la que la palabra Tuscany le identifica y le vuelve a recordar aquellos años que vivieron. A quienes recibíamos el apelativo y a los de Teror que nos llamaban así. Y lo mejor de todo es que esa seña, que era algo totalmente desconocido para gente más joven como mi hija, se ha rescatado y se ha puesto en valor esa identidad de tantas y tantas personas del pueblo.
Háblame de los premios que ha recibido Tuscany.
A instancias del ayuntamiento nos inscribimos en el concurso SISGA, de Asturias y llevamos nuestras tres referencias. Resultó que nos dieron una medalla de plata para la sidra natural y otra para la sidra espumosa. Fue una sorpresa muy agradable. Y éste año, en el concurso oficial de sidras de Canarias -a nivel regional-, nuestra sidra gasificada fue premiada con un oro y, aparte con una distinción especial a mejor imagen y presentación.
Los colores de la marca Tuscany son vivos y atrevidos, como cualquier chándal escandaloso de los años 80.
Precisamente de esos años ochenteros sacamos la imagen de la marca, esa paleta de colores para el etiquetado, con colores vivos y fosforitos.
¿A quién le encargaron el diseño?
A IRÜBI, (Irene y Rubén), que son unos diseñadores jóvenes de Tenerife. Después de buscar bastante, fue la forma en la que me hablaron lo que me hizo decidirme por ellos.
¿Por qué?, ¿qué aporta IRÜBI a Tuscany?
Tienen un perfil de arraigo a la tierra, pero dinámico, moderno, de vanguardia y fresco. Ellos entendieron el concepto de Tuscany y su fuerza desde el inicio.
Vicente ya está pensando en cómo decorar, innovar y presentar mejor sus sidras cuando va de feria en feria.
Viajamos fuera de la isla para empaparnos de la cultura sidrera en lugares con denominación de origen… Ese barril –el que llevan a las ferias para degustar- lo vi en el País Vasco y es ideal porque hace el mismo efecto que se consigue al escanciar –el ritual asturiano-. Observamos como se rompe la burbuja en el filo del vaso y se activa la sidra.
Si se tira tal cual -dicen los asturianos- que es una sidra muerta. La sidra gaseosa es un producto que está activo necesita ser agitada y sacar el gas carbónico que tiene dentro. Esa es la excelencia.
A la hora de maridar las sidras Tuscany, ¿qué nos recomiendas Vicente?
Con el queso canario es con quien mejor hermanan. Porque los quesos nuestros también tienen una fermentación de ácidos lácticos y málicos.
Vicente nos explica con detalle sobre el proceso de fermentaciones de la sidra. Hay un mundo para hablar de esto. Si pruebas las sidra cuando están en ese proceso de la fermentación maloláctica sabe a mantequilla, y es porque los ácidos se están desdoblando. Es una parte importante del proceso de la sidra para conseguir un buen producto.
¿Por qué?
Porque no se recomienda envasar el producto hasta concluida esa fermentación. Tiene una evolución. Entre mejor se comporta en la bodega, mejor se comporta luego en la botella. Una vez embotellada ya actúa de otra manera, puede ir a mejor o a peor. Depende de como la hayas tratado y mantenido en la elaboración. Eso se nota luego.
En las ferias Km 0, como esta de Arucas, y en ferias de Agrocanarias que desarrolla el ICA podremos encontrarnos de nuevo con las sidras Tuscany y degustar un producto de muy alta calidad. Hoy estaba Saray, que aunque metida de lleno en sus estudios siempre saca momentos libres para ayudar en el etiquetado y acompañar en las presentaciones. También saludamos a Laure, hermano de Vicente, que nos comentó que hace dos años no pensó ni por un momento que iban a estar donde están hoy en día. “Cuando Vicente nos lo dijo pensamos que sí, que haríamos unos 200 litros, para nosotros, para los allegados, pero no pensé que llegaríamos tan lejos. Y cuando ves que va saliendo todo tan bien, que nuestra sidra gusta, que recibe premios… pues ya vas con otra mentalidad y se te abre un abanico de posibilidades.” Resalta Laure lo importante que son los momentos compartidos en familia, gracias a éste proyecto. “Como cuando cargamos éste jueves, con mi hija, mi sobrina alrededor… todos involucrados, hablamos más y estamos más unidos, todo el día juntos”.
Ahora es Jose –otro de los tres hermanos- quien nos habla: “El motor es Vicente, el nos lleva a 500 por hora. Cada uno de nosotros tiene su profesión y cuando nos lo planteó nos quedamos así como… “¿Estas seguro?” Vicente empezó a formarse y luego nos enseñaba… “Venga, vamos a hacer esto, y lo otro”.
Jose, ¿toda la manzana procede de la finca familiar?
La manzana es toda de Valleseco. Usamos toda nuestra producción y, en torno al cuarenta por ciento, la compramos a los vecinos de toda la vida, que se alegran mucho de vender el producto. Ellos son felices y nosotros también. Esa es la mayor alegría que le puedes dar a los vecinos, que le compres la cosecha del año.
Desde Sal del Atlántico les recomendamos que busquen y se deleiten con Tuscany, tal y como han hecho los visitantes a la feria: gente que ya la conoce y vienen a por unas botellas y otras personas que la descubren, frente al barril para degustaciones. Coinciden en que las sidras Tuscany están pero que muy buenas. Personas de la zona y llegadas desde todas las partes de la isla, incluso saludamos a una encantadora visitante mejicana, con su familia canaria, que la saboreó y nos regaló, junto a su sonrisa, una conversación inteligente entre sorbo y sorbo.