Lori Help entrevista a Elena Sánchez Fontaine en su Molino de Fuego, en Telde:
Quien sea capaz de pasear por la calle María Encarnación Navarro, en Telde, y quedar impasible ante el aroma del gofio de millo que levante la mano.
El perfume a gofio, que nos invita a disfrutar de este típico producto canario, no es el único tesoro que guarda el Molino de Fuego.
Tras el mostrador nos recibe, sin dejar de atender al público, Elena. Ella es una mujer activa y amable que sonríe y lo sabemos por su tono de voz y la fuerza de su mirada.
¿Porqué molino de fuego?
Porque antes no había electricidad y todo se hacía manual y con fuego. Era en la época en que la gente venía en los burros a llevarse el gofio
Entre el ruido lejano de las máquinas y el crujir de los cartuchos sigue relatando.
Siempre me ha gustado el trabajo en el molino. Empecé con 18 años, de la mano de mi padre y encontré que me encantaba.
Desde entonces, ¿cuánto tiempo le dedicas al molino?
Todo. A las 7 de la mañana ya estoy aquí preparando para abrir: se limpia el despacho y se coloca todo tempranito y organizar. Se ponen las máquinas en marcha tostando y moliendo y se inicia el reparto.
A primera hora tuvimos la suerte de ver un camión descargando millo. ¿Cada cuánto tiempo recibes el grano?
El camión viene una vez al mes y descargan unos cinco mil euros en millo.
Esta plantación -nos muestra una foto enmarcada detrás suyo- era nuestra en Argentina. Mi padre iba 2 veces al año a ver recoger el millo y se lo traía.
En la actualidad también hay millo de península y de la isla. Hoy en día se le compra el millo al molino del Buen Lugar en Firgas y, con cada cosecha, nos llaman agricultores locales para vendernos millo, producto local.
Pudimos ver hace un rato como un cliente se acercó con medio saco de millo y pidió que se lo molieran…
Sí, sí…hay gente que nos trae su millo y se lleva el gofio de su propio grano. Eso se llama molienda.
Cuando traen millo propio se tuesta a partir de 25 kilos, si es menos cantidad lo podemos hacer también pero le decimos que hay que mezclarlo porque 25 kilos es el mínimo de la máquina.
Elena, entiendo que esta una empresa familiar, ¿cierto?
Sí, mi bisabuelo la fundó en 1903 y ya somos la cuarta generación. Luego mi padre José Juan Sánchez Ramírez lo modernizó. Hacer y vender pan y dulces fue idea de mi padre que, aparte de emprendedor, también era luchador de lucha canaria, conocido como “El Pollo del Molino”.
El 2020 fue un año muy duro pero el nuevo administrador, Santiago Rocha Amador, apostó por seguir con el negocio y con el apoyo del personal actual se pudo salvar el molino. Israel y Paco en el molino y Jonás en el reparto son más que empleados. Entre todos salvamos el molino. Son mi familia, no ves que estamos todo el día juntos.
¿Alguna alegría traería también el 2020?
Pues sí. Cuando peor estábamos nos otorgaron la medalla como el mejor gofio de millo del país. Aquí está el diploma. Fue el 18/12/2020.
¿Cómo se consigue hacer el mejor gofio de millo del país?
Ya el gofio de por sí es un producto excelente porque es 100% natural. Debería tomarse más. Alimentamos a los niños con cereales que llevan aditivos y mucho azúcar y el millo es un producto completo, sano y con alto valor nutricional.
Luego hay que ver que , a los molinos hay que tratarlos con cariño, y saber usarlo para que el producto salga de calidad.
¿Cuántos tipos de gofio ofrece Molino de Fuego?
Aquí tenemos gofio de millo, trigo y cebada. El gofio del país se ofrece en crudo, normal y tueste. Todos llevan tueste – existen varias intensidades – pero el que llamamos crudo es muy ligero y el del tostado, ya el punto de tueste es más fuerte. De millo también ofrecemos el llamado “argentino”, que es más bien para leche.
Hacemos harina de millo y los dulces que se pueden ver en el despacho, que los hace Paco en la panadería, al fondo del molino.
¿Por dónde reparten?
Por todo Telde y Valsequillo. Para cadenas de supermercados y a restaurantes locales. Si te tomas un escaldón en restaurantes conocidos, seguro que el gofio es nuestro.
¿Cuál es el gofio favorito de tus clientes?
El que más se demanda es el gofio de millo del país. El de trigo y cebada sólo se vende empaquetado en bolsas de 1 kilo.
¿Cuánto gofio se suele vender a diario?
Una media de 250 kg por día, sólo el del país y a cliente directo, en el mostrador del molino. Además vendemos el empaquetado. Calculo que sobre unos 1500 kg a la semana, de lunes a sábado a mediodía.
También está el suministro a supermercados, tiendas y restaurantes que son otros 500 kg al día.
En Semana Santa suben mucho las ventas, hasta casi 1000 kg de gofio vendidos, por la tradición, los sancochos…Este año parece que se lo tomaron con más ganas porque el año pasado estábamos encerrados.
¿Cuál es el proceso desde que llega el millo hasta que sale hecho gofio?
El millo que descargó el camión se sube con una máquina chupadora y arriba se cierne. Después se baja y se tuesta. Por último, se muele en las ruedas grandes.
Estas máquinas que muelen tienen las piedras semejantes a la de los habitantes antiguos, pero llevan una coraza para que no se estropeen. Sólo se abren una vez al año al picarlas y cuando se van a limpiar.
Cada máquina lleva un grano y no se puede mezclar. El trigo y la cebada se muelen en una máquina y el millo en otra. Hay un molino sólo para el millo para evitar mezclas, por el gluten. Y por último está el molino de harina de millo.
¿Se hace gofio en otras partes del mundo?
El gofio es exclusivo de Canarias. Puede haber cosas similares como harinas de millo para las arepas, en América, pero nada como el gofio nuestro.
¿Qué hace único a éste molino de gofio?
Lo que hace único al Molino de Fuego es el ”Despacho” y me alegro porque esto es mi vida, el trato directo con los clientes.
Esta es clienta de toda la vida…-en cartuchos de papel va sirviendo mientras saluda caras conocidas-
-Desde pequeñita vengo a comprar el gofio, para el desayuno con leche, para la pellita. Me gusta crudo.
-Todas mis visitas dicen “Qué bien huele en tu casa….” , comenta otra clienta.
Llegan más personas con ganas de gofio y son de todas las edades. Un joven que es deportista espera su turno:
-Este joven es hijo de médico, así que compra con criterio.
-Siempre vengo desde Ingenio a comprar el gofio para desayunar.
Una mujer taxista se acerca a por su paquetito.
Me encanta con el potaje. Una palita por encima. El gofio en casa no puede faltar y de aquí siempre. Yo lo recomiendo y mis hermanas me lo encargan.
Dos amigas llegan al mostrador después de usar el aparcamiento de tres plazas, para los clientes, en el mismo molino.
Quiero un gofio bueno para un sancocho, para una buena pellita. Nos da las instrucciones de la pella a la que ella le pone plátano. Luego piden unos queques de harina de millo con nueces.
Dejamos el despacho para visitar la planta alta del molino, que era la casa de los abuelos y conserva su magia.
Mi padre subió las máquinas nuevas arriba pero respetó toda la casa tal cual estaba: el piso, las puertas y ventanas, los cuadros… Mira todos estos documentos que son recuerdos de los antepasados: fotos, boletines de puntos y también libros de contabilidad y documentos que ya son historia de Telde.
Después de 108 años abiertos ¿cómo ves el molino en el futuro próximo?
Seguir como ahora, ofreciendo un buen producto y colaborando. Aquí se hacen las “Jornadas Gastronómicas de Telde”, en la panadería del molino.
También tenemos visitas de escolares, pero encuentro que es necesario que las Instituciones ayuden para que se haga un museo con las herramientas y documentos que existen en el molino. Que no se pierda toda esta historia que es parte de toda la sociedad. Y aprender más sobre el gofio, desde las máquinas antiguas hasta los tipos de gofio que existen.
Dejamos el Molino de Fuego con una Elena muy atareada con clientes que le piden su gofio preferido y agradecidas con su gentileza y buen hacer. Ojalá pronto podamos tener un museo del gofio y sobre todo seguir asociando esa zona de Telde con el olor característico del gofio del país.