Familias de Feriantes, Gran Canaria, Madrid (Castro / Díaz), entrevista realizada por @loretosocorro
Mientras los vientos del este giran al noroeste y los del norte viran hacia el sur, las islas aprovechan para engalanarse con vestidos de fiesta. En la zona de Siete Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, además de fiesta hay «feria».
Lloviznas y aroma a castañas es la combinación que invita a parar junto a la caseta de Javier Díaz, en una esquina de Siete Palmas.
Javier Díaz-Maroto Campos, Aranjuez (Madrid) – Teror (Gran Canaria)
Una joven se acerca apresurada y pide un cartuchito.
“Soy persa, iraní, y llevo aquí tres años. Mi novio las compró el año pasado. Fue la primera vez que las saboreé y ahora no puedo dejar de probarlas cada vez que paso por aquí. ¡Me encantan! Para mi las fiestas de las navidades ahora tienen que ser con castañas asadas”
Mientras espera su cucurucho, una señora con abrigo rojo comenta sobre el tamaño de las castañas.
”Éste año las castañas no han salido muy grandes pero sí que están sabrosas. Ya he venido un par de veces este mes. Mi nieto tiene seis años y es un loco por las castañas. Como él pase por aquí cerca, andando o en el coche, se pone a cantar: castañas, castañas, castañas…”
Para Javier Díaz-Maroto el sabor se resume en una palabra: calidad.
¿Cómo fue el meterte a asar castañas?
“Desde muy pequeñito aprendí viendo a mi padre. Y ahora nos dedicamos los cinco hermanos a las castañas, cuatro chicos y una chica. En Madrid tenía tres puestos, uno de ellos en la Puerta del Sol”.
¿Qué tipo de gente se para a comprar castañas?
“De toda clase, de cualquier edad. Normalmente, el que compra castañas viene todos los días. Si le das calidad es una clientela fiel. Esta es de Lugo. Siempre busco la de más calidad porque el resultado se nota”.
¿Qué es lo mínimo que necesitas para asar castañas?
“¡Carbón y un saco de castañas!” – Javier exclama contundente y resolutivo mientras prosigue removiendo las castañas- “Los que asamos castañas usamos un nafre, que es todo esto junto: el bidón con el brasero lleno de carbón, la paella con agujeros y la bandeja para mantenerlas calientes”.
¿Cuánto tiempo lleva la castaña para quedar perfecta?
“Yo lo calculo a la vista. No miro el tiempo sino que la observo. Tengo un truco y es que me pongo un guante grueso para tocarla sin quemarme y cuando cruje es que ya está hecha.”
Javier, y tú ¿comes castañas?
“Ahora mismo me acabo de comer tres o cuatro. Como no las venda me las como todas –ríe- Me encantan las castañas”.
Rubén es un joven cliente que espera por una docena de castañas asadas.
“Las compro porque a mi mujer le gustan mucho. Ella es asturiana y siempre que ve castañas se vuelve loca. Como venimos del sur y aprovechamos para comprarlas cada vez que estamos por aquí. Esto lo compro para ella, no te creas que me va a dejar mucho…”
¿Javier, qué tiene la castaña para que guste tanto seguir con el nafre cada año?
“Hay que tener pasión por las castañas, no por el negocio. Porque sé tocar muchos palos para sacar dinero, pero no es que la castaña sea rentable. Como llevo ya veinticinco años con esto, pues sigo y lo combino con la feria. Esto es temporal y se perderá…”
¿Por qué crees que se perderá?
“Porque quedamos muy poquitos ya y porque debemos hacer muchos gastos y trámites para el poco beneficio. Es muy sacrificado. Esto no lo aguanta cualquiera. Hace un rato estaba lloviendo y estamos en la calle mojándonos.”
¿La temporada de las castañas cuánto dura?
“Aquí va desde octubre hasta el nueve de enero. En verano vendemos helados por las playas del sur, los árticos, en vasitos. El resto del año hacemos ferias en la isla y por Lanzarote y Fuerteventura. Tengo un negocio familiar con una caseta de juegos”.
¿Por dónde se mueven?
“Tenemos una ruta fija, normalmente vamos cada mes del año a una feria distinta. De Siete Palmas a Gáldar, luego paramos un par de meses y ya arrancamos en Maspalomas, Vecindario…”
¿Cuáles son las ferias más importantes?
“Cada feria tiene su encanto. De las que yo hago ahora las de Lanzarote, tanto Arrecife como Puerto del Carmen son buenas. Y en Gran Canaria las de La Vará del Pescado en Arinaga y la del Pino.
Cuando estaba recién casado y sin niños iba por toda España con mi mujer… al fin del mundo nos íbamos. Con los niños ya nos centramos solo en Madrid y ahora solo en Gran Canaria . Que tengan la oportunidad de prepararse para otra cosa y si luego quieren la feria, pues… lo que han hecho sus padres.”
¿Qué ventajas tiene la vida de feriante?
“El modo de vida, un poco nómada, conocer gente nueva, sitios nuevos. Es algo que no te cansa.”
¿Cómo afecta la situación sanitaria a los feriantes?
“El confinamiento nos hizo daño. A nosotros nos pilló en el sur. Tan solo abrimos cuatro días en el Yumbo, para los carnavales. Cerramos y aún estamos esperando por la devolución del dinero y encima toda la mercancía comprada. Ahora podemos ir haciendo ferias porque estamos al aire libre pero cuando paramos lo fuimos llevando como podíamos, con ayuda de la familia.”
¿Qué tal van de ferias ahora, hay planes de futuro ?
“Empezamos a trabajar de nuevo con la feria de Galdar y la de Moya. Hemos estado en Vecindario pero ha bajado mucho el trabajo. Si habían quince ferias nos hemos quedado con dos o tres. En verano no hemos hecho nada. En cuanto al futuro no sabemos, muchas ferias aún no están seguras, depende de como vaya esto del virus.”
Consuelo Castro, Teror.
Consuelo es una mujer de hablar pausado y de moverse rápido. Se fue a Aranjuez cuando se casó con Javier Díaz.
¿Amor a la feria y amor de feria?
“Exacto. Javier visitaba la feria y nos conocemos desde los trece años, por la feria, sí.”
¿Con los colegios como lo hacen tu marido y tú?
“Lo llevamos bien porque entre semana me quedo en casa con los niños para el colegio, los institutos… eso es lo primero. Nos vinimos desde Madrid porque aquí estaba mi madre y me siento arropada. Y, además, cerramos antes. En península trabajaba hasta las seis o las siete y después los encierros. Llegaba a casa sin dormir para levantar a los niños y llevarlos al colegio.”
Vemos que hay muchas mujeres en la feria
“En las ferias no importa si eres niña o niño. Se aprende de todo. Yo no quise estudiar y mi padre me dijo: pues ahora vas a saber lo que es trabajar y me puso a hacer lo mismo que mis hermanos, a soldar, con un taladro, con cualquier herramienta, a montar y desmontar. Cuando los niños eran pequeños le pagaba a una chica para que me los cuidara y yo mi iba solita con mi caseta a trabajar, eso sí, siempre dormía en casa. Primero son ellos.”
Javier Díaz, hijo, Teror.
El mayor de los hijos de la familia Díaz Castro está en la caseta familiar de la Feria de Atracciones de Siete Palmas, rodeado de globos de colores. Sigue la tradición de feriante con agrado.
“Yo me he criado en esto y para mi es lo mejor. Tengo un grupito de amigos, que también vamos de feria en feria. Además, en cada feria he ido haciendo amigos durante años y al volver a cada pueblo es muy bonito, por el reencuentro.”
¿Cómo ves la primera feria de Las Palmas de Gran Canaria desde el parón?
“Este año se ve la gente con ganas. Un poco distinta por la mascarilla, el aforo, que se entra y se sale por sitios diferentes, pero lo demás bien. Cuando está lleno el afora se hacen colas grandes fuera. La gente participa y se ven ganas. Yo también tengo ganas, en un par de días voy a decorarlo todo con guirnaldas…”
Natalio Castro, Teror, puesto de castañas dentro de la Feria.
Tan pronto atiende a una pareja que pide piñas asadas, rellena ágilmente un cucurucho con castañas, mientras charla alegremente con el cliente.
¿Consumes castañas por el sabor o por el frío?- le preguntamos al joven cliente.
“Por ambas. Yo soy otro feriante -habla el consumidor y amigo Arody- y me escapé a por las castañas calentitas. Que la feria regrese es una satisfacción por volver a trabajar después de casi dos años quietos. No se cómo decirte. Me gusta ver a la gente que se mueve y se divierte. Nosotros nos beneficiamos de que la gente se divierta. Es ocio y negocio donde lo más importante es que los que vienen lo pasen bien aquí dentro.”
Natalio, ¿te mueves por otros sitios con las castañas?
“Ahora estoy con la caseta de las castañas porque es la época y hay que aprovechar. Este año solo aso castañas aquí, en la feria de Siete Palmas, el año pasado estuve en Teror en Navidades.”
¿Cómo notas que ya están hechas las castañas?
“Porque se abren solas. Se les hace un corte por un ladito y se va abriendo cuando están cocidas. Un par de minutos de calor y ya están.”
Se siguen usando envases de papel como antaño…
“Los cartuchos son una golosina, por las castañas y porque les calienta las manos a la gente.
Muchas personas conversan conmigo mientras las sirvo y recuerdan los olores de las fiestas con las que crecieron.”
¿También eres feriante Natalio?
“Como toda la familia. Aquí somos familia y nos arropamos, Javier es mi cuñado. En la caseta de la izquierda está mi hijo, en la tómbola, a la derecha, están mis padres y en la caseta, por encima, otra de mis hermanas… Nos conocen por los Castros. Los feriantes aunque no seamos familia, somos familia, porque estamos siempre juntos. Hacemos las ferias de la isla y llegado el verano nos vemos en Lanzarote y Fuerteventura.
A ver si podemos hacer los carnavales este año, dependerá del covid…”
Desde el apagado crujir de las castañas, en el solitario nafre junto a un paso de peatón, hasta el sonido de locutores, bocinas, sirenas y canciones de actualidad en las atracciones del recinto cercano, todo es descubrir familias que viven de repartir contento por dónde van. Familias de Feriantes que se sienten “Familia”, cuando se reencuentran.